Agustín Fornós es el propietario de la empresa y responsable de esta aventura. Su familia tiene olivos desde hace varias generaciones, atesorando además conocimientos y experiencia en aceite y almazaras. Su actividad profesional no estaba vinculada a la agricultura pero sí su arraigo a los olivos y sus tierras. Al fallecer el cabeza de familia, Agustín comenzó plantando olivos, y haciendo aceite para familiares y amigos. Llegó la crisis, la prejubilación y fue el momento de ser mas activo en el campo y poner en valor la herencia recibida. Bajo estas premisas inició su actividad de agricultor que transforma y vende su producto, su aceite, y como no puede ser de otra manera le puso su nombre «Agustín Fornos» y «Templarios» como reconocimiento a la historia y antigüedad de sus olivos.
La empresa tiene ya más de cuatro años. Tiene una especial dedicación en el cuidado de los olivares, cogiendo las aceitunas verdes, para conseguir mejor calidad aunque se reduzca el rendimiento.
Agustín explica el proceso: «Contamos con la colaboración de la almazara de Calaceite, que en menos de cuatro horas desde que se dejan las aceitunas, hace la molturación y a la temperatura que le indicamos, que suele ser de unos 26 grados centígrados.
El siguiente paso es llevar las muestras a los laboratorios para el análisis químico y organoléptico. Y son estos resultados los que confirman la excelente calidad de su aceite.
Una vez conseguido un producto excelente, ha llegado el momento de venderlo, hacer marca y que sea todo en su conjunto sostenible.»
Inicialmente la venta la hacía a amigos y poco a poco se ha ido introduciendo en los mercados. Actualmente se pueden encontrar algunos de los productos en El Corte Inglés y en su página web se pueden adquirir todos.
El objetivo de la empresa es dar valor a su aceite, no vender graneles, «lo nuestro es la calidad para lo que debemos trabajar la marca y ser diferentes. Producimos aceites extraordinarios para el paladar y la salud, macerados con guindillas (de nuestra propia huerta), de romero y de orégano, donde se ve el producto de una belleza extraordinaria a través del cristal. Tenemos también otros únicos y exclusivos como los de alcachofa, jengibre, corteza de lima, bergamota, mandarina e hinojo».
Por su parte tienen la botella pintada en color albero el excelente y premiado aceite Arbequina y para el de los olivos milenarios de la variedad farga la botella está pintada en blanco Templarios.
Después de la experiencia del empresario en una boda, en la que observó el cambio de una novia a princesa, surgió la idea de una nueva botella de aceite, un vestido no solamente para un día sino para siempre. Así nació la botella PREMIUM, con tapón vertedor adicional, con la marca grabada por un artesano Cristalero, para que perdure, y con una imagen de distinción de calidad y utilidad. Los aceites figuran en la Guía Flos Ólei 2016, guía que recoge los mejores aceites del mundo.